La transformación digital del Poder Judicial argentino: resistencias, oportunidades y primeros pasos
- Despacho Dip. Martin Yeza
- 27 ago
- 4 Min. de lectura

Newsletter #1 Justicia.exe — agosto 2025 por Gonzalo Vazquez, para Colossus Lab
Por qué importa la digitalización de la justicia
La justicia argentina no goza de buena reputación. Las mediciones de percepción pública lo confirman año tras año: largos tiempos de espera, procesos burocráticos, falta de transparencia. Esta erosión de confianza no solo afecta al Poder Judicial como institución, sino que debilita los cimientos mismos de nuestra democracia.
La digitalización judicial no es nueva. Hace años que distintos tribunales implementan sistemas digitales, con niveles variados de avance y servicios disponibles online. Algunos más exitosos que otros. Algunos más ambiciosos, otros más conservadores.
Pero la irrupción de la inteligencia artificial cambió el juego. De repente, la presión por modernizarse se intensificó y plantea nuevos interrogantes. Ya no se trata solo de empresas compitiendo por eficiencia. Ahora es el sector público el que tiene enfrente una sociedad que accede a herramientas cada vez más rápidas e intuitivas.
Esa brecha se volvió insostenible.
Desde Colossus Lab creemos que la tecnología puede ser parte de la solución. No una varita mágica, sino una herramienta para que nuestras instituciones democráticas—en este caso, la justicia—funcionen mejor, sean más transparentes y estén más cerca de los ciudadanos.
Por eso armamos un grupo de estudio para seguir, sistematizar y evaluar las iniciativas de modernización judicial que están surgiendo en todo el país. Porque si la democracia se fortalece con instituciones que funcionan, vale la pena entender qué está pasando, qué funciona y qué no.
Este newsletter va a ser el resultado de ese trabajo.
"Siempre se hizo así": el peso del legado
El Poder Judicial comparte con toda la administración pública una característica: la resistencia al cambio. Es comprensible. Las instituciones viven del "legado"—esas prácticas conocidas que, de alguna manera, han funcionado durante décadas.
Y es cierto: esas prácticas logran sus objetivos. Los expedientes avanzan, las sentencias se dictan, los procesos terminan resolviéndose. Pero ahí está el problema: ya no alcanza con que "los procesos siempre se terminen sustanciando". La sociedad reclama algo más: celeridad y transparencia.
El eje central de las nuevas tecnologías digitales es la eficiencia. Y en el Poder Judicial, eso se traduce directamente en reducir los tiempos de los procesos. Los ciudadanos ya no están dispuestos a esperar años por una resolución que, técnicamente, podría obtenerse en meses.
La brecha entre lo que funciona y lo que la gente espera se está agrandando.
La Comisión Europea por la Eficacia de la Justicia (CEPEJ) documentó en febrero de 2025 la existencia de 125 herramientas de inteligencia artificial aplicadas a sistemas judiciales europeos. Búsqueda de documentos a gran escala, resolución de litigios en línea, predicción de resultados, automatización de flujos de trabajo, transcripción y traducción automática.
125 herramientas. No es una cifra menor.
Entonces, la resistencia no viene por falta de opciones. Viene por otros motivos.
Los miedos legítimos
Las objeciones tienen fundamento. La IA judicial enfrenta problemas reales:
Las "cajas negras": muchos sistemas no pueden explicar cómo llegan a sus decisiones. En un proceso judicial, eso es problemático. El derecho de defensa exige saber por qué se tomó una decisión.
Sesgos algorítmicos: los sistemas pueden reproducir discriminaciones por género, raza o nivel socioeconómico que ya existen en los datos con los que fueron entrenados.
¿Quién es responsable?: cuando una IA comete un error, ¿la responsabilidad es del juez que la usó, del desarrollador que la programó, o del Estado que la implementó?
Independencia judicial: existe el riesgo de que los magistrados deleguen funciones jurisdiccionales en las máquinas, en lugar de usarlas como herramientas de apoyo.
Protección de datos: los sistemas judiciales manejan información sensible. El riesgo de filtración o uso ilegítimo es alto.
Dependencia tecnológica: muchas veces, las deficiencias técnicas locales se suplen con proveedores privados extranjeros. Eso puede comprometer la soberanía digital del Poder Judicial.
Estos no son miedos irracionales. Son desafíos que requieren respuestas inteligentes. Al fin y al cabo, ¿no hubo los mismos miedos cuando los expedientes pudieron consultarse y gestionarse online, cuando la firma pasó a ser digital?
Es evidente que, en el caso de la administración de justicia, los desafíos van más allá de lo práctico. Son filosóficos. Estamos hablando de sistemas que van a ayudar a decidir sobre libertad, propiedad, derechos. La pregunta no es solo si la tecnología funciona, sino si estamos cómodos delegando parte del razonamiento jurídico en algoritmos. Y esa conversación recién empieza.
Qué está pasando en Argentina
Vamos a estar contándote qué está pasando en la justicia de nuestro país a través de las experiencias e iniciativas que están ocurriendo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santa Fe, Río Negro y Chaco. También vamos a seguir el Programa Piloto de IA generativa coordinado por la Junta Federal de Cortes y Tribunales Superiores (JUFEJUS), que incluye a los fueros provinciales y federales de Córdoba, Mendoza, Tucumán, San Juan, Tierra del Fuego, Misiones y Provincia de Buenos Aires. Empezamos con estas iniciativas, pero también sabemos que la velocidad de avance va a ser cada vez mayor y por eso vamos a mantener actualizado un inventario de innovaciones relacionadas con la digitalización y la IA en el sistema judicial.
Cada caso es un laboratorio. Cada experiencia, una lección.
En Colossus Lab también vamos a proponer una hoja de ruta para avanzar hacia una administración de justicia más digital, con infraestructura de datos moderna y servicios más eficaces y transparentes, pero también seguros. No como receta única, sino como aporte a la discusión pública sobre cómo mejorar la democracia y sus servicios a través de la tecnología.
La tecnología no va a solucionar todos los problemas de la justicia argentina. Pero puede ayudar a que funcione mejor. Y si funciona mejor, todos ganamos.
De eso vamos a hablar en los próximos newsletters.
Hasta la próxima.
Gonzalo Vazquez HACÉ CLICK ACÁ PARA DESCARGAR EL RELEVAMIENTO


Muy interesante el informe, felicitaciones Gonzalo y equipo. Creo que a la implementación de IA en el Poder Judicial todavía le falta muchísimo, sobre todo porque se necesita una reforma judicial seria. La IA puede ayudar un montón si se usa con empresas responsables y prestigiosas, pero en mi opinión estas herramientas deben ser un apoyo: la última palabra siempre la tiene que tener un juez. Me llamó la atención lo de las 125 herramientas que ya se usan en Europa. Está bueno que acá también se empiece a probar, pero hay que hacerlo con seriedad, sin intereses políticos y pensando en la gente.